Todo lo que dije en su primer tomo, se repite en este. Es una inyección de optimismo y de ver la vida de una forma 'feliz' brutal.
Para la niña todo el mundo es bueno. Se rige por sus instintos. Ahora quiero ver a las vecinas, voy. Ahora quiero un pastel, lo pido. Ahora me hace mucha gracia el que no saben nadar los mayores, pues me río.
Y como los niños... pasan de la alegría extrema al enfado, al miedo, o a la sorpresa por cualquier chorrada que cualquier persona pasaría por alto.
Una verdadera lección de vida feliz.
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